Por lo general, las compañías no están obligadas a decirles a sus trabajadores cuando alguien da positivo al COVID-19, la enfermedad causada por el virus.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos recomiendan que las empresas vigilen a sus empleados para detectar posibles síntomas y avisen a quienes puedan haber estado en contacto con una persona infectada. Algunos estados estadounidenses pueden ordenar a las firmas que sigan estos lineamientos.
Las compañías tienen derecho a tomar la temperatura a sus empleados, a preguntarles sobre síntomas, y sobre si han estado expuestos o han sido diagnosticados con el virus. Si un trabajador no responde a estas preguntas, se le puede expulsar de su lugar de trabajo.
Las empresas tienen que proporcionar un entorno de trabajo seguro. Además, deben llevar a cabo un seguimiento de infecciones contraídas en sus instalaciones y reportar cualquier hospitalización o deceso por COVID-19 a la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional.
Algunos trabajadores están preocupados por la falta de información. Amazon, por ejemplo, alerta a sus trabajadores de almacén cuando hay positivos, pero ofrece un conteo total de contagiados. Así que los empleados empezaron a tratar de llevar su propia cuenta.
También hay demandas pendientes contra empresas presentadas por empleados que fueron expuestos o diagnosticados con coronavirus. En general, existe un alto estándar para encontrar a un empleador culpable por poner en peligro a sus trabajadores y la mayoría de los reclamos se resuelven con acuerdos de compensación económicos. Además, ha habido cierto debate sobre si el Congreso debería conceder protecciones de responsabilidad civil a las empresas durante la pandemia.