MANILA - La aldea filipina de San Pedro Cutud, al norte de Manila, volvió a recrear este Viernes Santo sus famosas crucifixiones en las que penitentes cargan con las cruces y luego son clavados en los maderos, tras tres años de cancelaciones por la pandemia del COVID-19.
Mientras que buena parte de los católicos filipinos celebran la Semana Santa visitando iglesias y viendo procesiones, algunas aldeas ponen en escena espectáculos sangrientos que incluyen flagelantes que se azotan con látigos y crucifixiones, a pesar del rechazo por parte de Iglesia a estas tradiciones.
Las crucifixiones más famosas son las de San Pedro Cutud, una pequeña aldea situada en la provincia de Pampanga donde su crucificado más célebre, Rubén Enaje, de 63 años, fue clavado en la cruz por trigésima cuarta vez.
En los últimos tres años, las autoridades locales de San Fernando de Pampanga, donde se encuentra San Pedro Cutud, han cancelado las recreaciones en la cruz debido al COVID-19.
Antes de clavarse hoy en la cruz, Enaje indicó al medio Coconuts que está planteándose dejar de participar en las crucifixiones debido a su edad ya que, además de sufrir los clavos, el martirio incluye arrastrar una cruz de 37 kilogramos durante dos kilómetros (1 milla).
Otra de las localidades que recrearon este Viernes Santo las crucifixiones es Paombong, en la provincia de Bulacan, donde la creyente Precy Valencia fue levantada en la cruz con clavos en las manos y los pies.
La Iglesia católicas y las autoridades sanitarias advierten de los riesgos para la salud de las crucifixiones, pero cada año se repite este paroxismo religioso en Semana Santa que atrae a miles de devotos y turistas.
En la época colonial, los religiosos y misioneros españoles aprendían los idiomas locales para transmitir el evangelio y realizar conversiones, aunque en ocasiones el credo católico se mezcló con creencias animistas locales.
Durante estos días, también se realizan los desfiles de imágenes de Cristo, la Virgen y otras figuras del Nuevo Testamento en procesiones, llamadas "karosas" o "andas" en tagalo por herencia del español.
Otra tradición es la "visita iglesia", que consiste en el recurrido por siete iglesias, que durante los tres años de pandemia se realizó de forma virtual a través de una página web.
Con más de 90 millones de fieles, Filipinas es el país con más católicos de Asia -más del 80% de su población- y el tercero del mundo, solo detrás de Brasil y México.