TIJUANA- Son considerados como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Es una muestra del folklor del México prehispánico que ha pasado de generación en generación, hasta pisar suelo tijuanense.
Luego de 4 años, los voladores de Papantla regresan a esta frontera presentando su ceremonia ritual llena de significado y tradición.
Comienza con una danza ritual antes de subir a lo más alto del mástil y pedir por la fertilidad de la tierra.
“Surgió una fuerte sequía, entonces los sabía en aquel momento eligieron a un grupo de jóvenes que se internarán en el bosque y que eligieran el árbol más alto para que así de esa forma ellos pudieran estar más cerca de los dioses”, relató Ismael Genaro García, uno de los voladores de Papantla que hoy se encuentran en Tijuana.
El cerro del campanario en Papantla, Veracruz es su origen, pero hoy, la frontera recibe nuevamente a los hombres pájaro en la explanada del Centro Cultural Tijuana (Cecut). Donde se encuentra instalado un mástil especial para llevar a cabo esta danza tradicional.
“Cuando uno se avienta al vacío viene representando la caída de agua hacia la tierra”, añadió García.
Pero detrás de cada vuelo, hay un danzante que lucha por preservar la tradición de su pueblo.
México
Crisanto de León lleva más de 30 años zapateando en las alturas, acompañado de la flauta y el tambor, en esta ocasión a 27 metros del piso.
“Por eso representamos nosotros y a través de eso, traemos la artesanía de Papantla, Veracruz y tenemos una escuela para niños allá en Papantla en el cual les enseñamos desde la edad de los siete años para que no se pierda la tradición que tenemos de nuestra cultura totonaca”, dijo de León.
Y es que voladores como Juan de León, el más joven del grupo, tienen más de la mitad de su vida difundiendo sus costumbres. De niño soñaba con volar y recuerda cómo fue su primer descenso.
“Fue un poco de miedo y adrenalina a la vez”, mencionó Juan de León, volador de Papantla.
Pues desde los 7 años comenzó a volar desde una altura menor, pero con la misma adrenalina y pasión por rescatar las tradiciones de su cultura.
“Uno se inscribe a la escuela desde los 7 años, se le inculca primero las danzas, al momento que el niño pierde el miedo se sube a un palo de 10 metros. Es un orgullo que estemos aquí ya hace tiempo que no habíamos venido sinceramente”, agregó Juan de León.
Una representación que la comunidad fronteriza disfruta y admira al ver volar en las alturas, atados con una sencilla cuerda a los voladores de Papantla.
“Siento que a mí me daría mucho miedo, no sé, pero está muy bonito, me gustó mucho”, dijo Suri, quien observó a detalle el ritual ceremonial.
De acuerdo con la cartelera del Cecut, los voladores de Papantla estarán realizando exhibiciones de martes a domingo a partir de las 12 p.m. y hasta las 6 p.m. durante la próxima semana y de resta forma honrar la tradición ancestral que adorna el cielo fronterizo.
