CIUDAD DE MÉXICO - Lupita no puede olvidar el día en que llegó a la zona de La Merced, un barrio antiguo y marginal en la capital mexicana: el hombre con el que se casó la había engañado y siendo aún menor de edad la obligó a prostituirse.
"Me la empezó a pintar que aquí había lugares donde trabajar, que íbamos a ganar mucho dinero, que ya no íbamos a padecer de nada, que íbamos a vivir en un hotel", detalla Lupita, quien fue una víctima de trata.
La mujer, ya adulta y liberada, es solo una de las muchas víctimas de la trata de personas en México, que según investigadores del Índice Global de América Latina sobre crimen organizado, tiene el mercado de tráfico de personas más grande y sofisticado de la región y su impacto se focaliza principalmente en las fronteras norte y sur.
"En la frontera sur es algo más comunitario, más local que se aprovechan de este grupo constante de personas que buscan cruzar. Hay redes internacionales de trata identificadas en el país, en Tlaxcala hay una de las principales redes internacionales", dice Guillermo Vázquez, analista de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional.
El resto de México no está exento de tener las tasas incluso mas altas del mundo, indica Salvador Guerrero, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia, organismo que en dos años ha atendido más de 4,000 reportes sobre este delito en el continente y han confirmado que tres de cada cada víctimas son mexicanas.
"En primer lugar la explotación sexual, después el trabajo forzoso, la servidumbre y la mendicidad infantil; estas cuatro constituyen el 80% de todos los casos de trata de personas", detalla Guerrero.
Según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, del 2016 al 2020 las denuncias por este delito se incrementaron hasta en un 43%, aunque para nadie es un secreto, indican expertos, que la mayoría de quienes sufren este tormento lo último que hacen es acercarse a las autoridades.
Los reportes sobre la trata de personas en México indican que la pandemia no fue un impedimento para quienes se dedican a ello, incluso los benefició ya que tuvieron menos víctimas, pero a un valor más elevado
Actualmente, la preocupación se centra en que el aumento de la pobreza y la falta de empleo están siendo usadas como el principal gancho de los criminales y, si las cifras siguen así, anticipan los analistas del tema, en el 2021 se romperá el récord de los últimos 6 años.