ACAPULCO, México — El número de desaparecidos en el estado sureño de Guerrero tras el paso del huracán Otis aumentó a 58 y la cifra de muertos se ajustó a 46, informaron autoridades mexicanas el lunes en la noche, mientras continúan las labores de búsqueda en tierra y en las embarcaciones que se hundieron en el puerto turístico de Acapulco.
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, indicó que hasta las 6 de la tarde se tenía el registro de 46 decesos y 58 personas desaparecidas, de acuerdo con un reporte preliminar de la Fiscalía General estatal.
Salgado dijo a la televisora local Milenio que, gracias a las labores de búsqueda —que se han intensificado en las últimas horas—, se logró localizar a 245 personas, de las cuales 19 son extranjeras.
Aunque las autoridades siguen haciendo un censo de los daños, ya informaron que Otis afectó más de 270,000 viviendas y 120 hospitales y clínicas, además del 95% de los comercios y el 80% de la infraestructura hotelera.
Poco antes, el secretario de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de Guerrero, Roberto Arroyo, informó a The Associated Press que había 47 muertos y 56 desaparecidos.
Entre los muertos hay tres extranjeros que residían en Acapulco, señaló la fiscal de Guerrero, Sandra Luz Valdovinos, estadounidense —cuyo cuerpo ha sido entregado a sus familiares—, otra británica y otra canadiense.
Valdovinos indicó que había 47 personas cuyos familiares entregaron información genética para tratar de ubicarlos, y que se encontró a 150 individuos que estaban desaparecidos, entre ellos dos de nacionalidad sueca.
El secretario de Marina, José Rafael Ojeda, tampoco descartó que pueda haber más víctimas en las 29 embarcaciones hundidas que ya han sido localizadas. Se preveía la llegada de un buque el lunes para poder recuperar esos barcos, mayoritariamente turísticos.
Alejandro Martínez Sidney, presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos en Acapulco, dijo a la emisora local MVS que en esas embarcaciones había unas 120 personas, pero ninguna autoridad ha confirmado ese dato.
Según Martínez Sidney, es normal que los tripulantes acudan a amarrar bien los navíos ante la llegada de ciclones, y posiblemente quedaron atrapados en ellos al no prever que Otis pegara con tanta fuerza.
Abigail Andrade Rodríguez era uno de los cuatro tripulantes a bordo de uno de esos yates, un navío bimotor de alquiler llamado Litos, de 29 metros de eslora, que estaba en Puerto Marqués, al sur de la bahía principal de Acapulco.
Según contó a la AP su tía Susy Andrade, la última vez que tuvieron noticias el yate iba camino de la marina del puerto para resguardarse en ese lugar. Después se perdió su rastro.
Andrade dijo que su sobrina habló con la familia y “dijo que el mar estaba muy picado, que saldrían... hacia la marina para ver si ahí estarían más seguros, pero al parecer ya no llegaron".
“El panorama no es alentador, pero queremos encontrarla”, afirmó.
Se cree que el yate hizo una llamada de emergencia alrededor de la medianoche. Se desconoce si el Litos está entre los 29 barcos que la Secretaría de Marina ha ubicado hundidos.
El secretario de Marina indicó también que los turistas que había en Acapulco ya salieron —un total de 546 evacuados—, pero señaló que el lunes estaba prevista la llegada de vuelos comerciales al aeropuerto de la ciudad por si más personas querían salir.
Al menos 260 de los evacuados eran extranjeros, según datos previos de la cancillería.
El aeropuerto todavía no funciona por la noche por falta de energía, pero las autoridades confían en que pueda volver a operar en forma nocturna el martes.
Militares y equipos civiles de emergencia proseguían con las labores de limpieza en las vías de la ciudad de un millón de habitantes, donde aproximadamente unos 175.000 hogares seguían sin luz, según los datos más recientes de la Comisión Federal de Electricidad, y buena parte de la población sin agua. Se intentaba garantizar la seguridad después del caos que imperó durante días y que proseguía, sobre todo en la periferia.
López Obrador ha criticado duramente a sus opositores, a los que acusó de utilizar las muertes y la tragedia con fines políticos.
Mientras tanto, en Acapulco algunas familias esperan noticias de los suyos y otras empezaron a enterrar a sus muertos.
A las puertas de la morgue de la ciudad, Katy Barrera, de 30 años, aguardaba el domingo junto a otros familiares la entrega de los cuerpos de su tía y sus dos primos, de 13 y 2 años, que murieron luego de que un alud sepultara su casa precaria. A la tragedia de Barrera se suma el hecho de que su madre, hermano y un tío siguen desaparecidos.
“Que no se mienta… son muchas las personas que están llegando muertas, son miles de desaparecidos”, dijo la mujer, quejándose de las cifras que ofrecen las autoridades.