MÉXICO - Encontrar un lugar para dejar descansar a su suegro fue toda una odisea.
"Ese fuego que vieron es del cuerpo de mi suegro, que no lo pudimos enterrar como hubiéramos querido", dice Silvia García.
Ella y su familia encontraron saturados todos los servicios funerarios que visitaron, debido a que el COVID-19 en Ciudad de México no se da por vencido.
El semaforo rojo parece que no frena a la mayoría de los capitalinos que el fin de semana abarrotaron las calles del centro histórico para hacer compras en medio de una alerta.
"La gente no entiende, la gente es necia", dice Jaime Montoya, quien recorrió el Zócalo.
El gobierno capitalino hizo un llamado a la población, enviando un mensaje de texto donde recalcó que los hospitales están al límite y pidió regresar al aislamiento total.
Los más afectados por el llamado al nuevo confinamiento son los comerciantes y pequeños empresarios, quienes preocupados ven poco probable ganarle la batalla, ahora, a la crisis económica.
"No podemos hacer nada, mientras nos den chance de trabajar un rato, vamos a trabajar", dice Manuel Bautista, quien vende periódicos.
De acuerdo con el presidente de México, el repunte de contagios no es un problema nacional y solo se registra semáforo rojo en ocho estados del país, concentrando el mayor incremento el Valle de México.
"Creo en la gente, le tengo confianza al pueblo y sé que va a funcionar el que nos guardemos para evitar contagios", dijo Andrés Manuel López Obrador.
Las palabras de las autoridades parecen no ser suficientes, porque los asistentes a bodas y fiestas siguen ignorando al virus enemigo.