TIJUANA- En el albergue Ágape de Tijuana lo identificaban como “El niño CBP”.
Carlos Romero de 14 años, originario de Guerrero, pasó los últimos meses como “asesor” de migrantes para que pudieran entender y utilizar la aplicación para obtener una cita y solicitar asilo político en Estados Unidos.
Pero este jueves, le tocó su turno de cruzar la frontera, diciendo adiós a Tijuana y a todas las personas que ayudó desinteresadamente durante su espera. Pues después de muchos intentos, Carlos, su hermanito Gabriel y su madre pusieron dentro de sus maletas la esperanza de un nuevo comienzo.
“Me siento muy orgulloso porque puedo pasar por fin a mi destino y voy a huir de la inseguridad, que me querían reclutar”, dijo Carlos a TELEMUNDO 20.
Ellos huyeron desde Guerrero, luego de recibir amenazas de muerte, pues el crimen organizado buscaba reclutarlo para su servicio.
Sin embargo, al llegar a la frontera descubrió que ayudar lo mantenía más tranquilo y esperanzado de que este día finalmente llegaría.
“Nos va a hacer mucha falta porque llegó ayudar a bastantes familias. Es un niño muy servicial, a las 4 o 5 de la mañana iban y lo despertaban, ayúdame con el sistema”, mencionó Albert Rivera, pasto del albergue Ágape.
Elvia Castrejón, migrante de Guerrero y madre de Carlos se dijo orgullosa de su hijo y nerviosa de cruzar junto a sus hijos, luego de la demora al intentar obtener una cita en la aplicación. Pues en ocasiones Carlos ayudaba a otros a concretar el proceso mientras que su familia no obtenía su cita.
“Nos estresábamos cuando agarraban dos, agarraban tres y nosotros nos quedamos con nada, nos desesperamos, pero desde que tuvimos la cita y la confirmación estuvimos más tranquilos, señaló Castrejón.
Así como ellos, diariamente familias de migrantes van por un sueño y dejan atrás un pasado que duele.
De acuerdo con el titular del Instituto Nacional de Migración en Baja California, Manuel Alfonso Marín, desde que comenzó el ingreso a Estados Unidos por medio de esta aplicación, el promedio diario ha sido de 170 a 200 personas diariamente, de lunes a domingo.
El jueves, Carlos dijo que estaba triste de dejar a quienes ha brindado su tiempo y apoyo, pero feliz de viajar a Dallas, Texas, y en un futuro poder cumplir su sueño de ser piloto aviador, pero sin olvidar que sus habilidades tecnológicas lo bautizaron como “el niño CBP” del albergue migrante en Tijuana.
Una mezcla de emociones es la que vivió Carlos y su familia esta mañana en El Chaparral luego de casi seis meses de permanecer en el albergue Ágape, no sin antes dejar instruidos a algunos de sus compañeros para que puedan continuar con este legado de enseñanza y de apoyo entre migrantes para la utilización de esta aplicación de CBP One.
“El albergue Ágape nunca se va a quedar sin ningún niño o adulto CBP One”, puntualizó el menor.