MÉXICO - La cruda realidad golpeó a José Alexis en cuanto salió del centro de detención de Estados Unidos en el que estuvo durante tres meses.
"Tampoco sé, pero ya nada de ella, sí la buscaron pero no supieron nada de ella ya", dice el migrante de nacionalidad salvadoreña.
Su prima política despareció cuando intentaba llegar a la frontera y a su primo lo encontraron muerto.
"Él tenía golpes, él tenía golpes en el cuello", aseguró el José Alexis.
Los tres salieron juntos desde El Salvador con la intención de llegar a Estados Unidos. Ya en México, José Alexis se separó de ellos y eso lo salvó de vivir lo mismo que muchos migrantes al transitar por este territorio: desaparecer sin dejar rastro alguno.
“Hay perdidos cientos y miles de ellos; yo no puedo decir una cifra", afirma Luis García Villagrán, un activista.
Confirma que cada día por lo menos 30 hombres, mujeres y niños que se desplazan por México tras su sueños, se esfuman y no se vuelve a saber de ellos.
"Esto lo saben perfectamente los criminales que están detrás de todo esto, los tratantes, los traficantes, los coyotes, las autoridades involucradas lo saben perfectamente", asegura García Villagrán.
Ni las autoridades mexicanas, ni los activistas cuentan con una cifra exacta de los casos que se registran en estos caminos, porque la mayoría de ellos no se denuncian.
El único registro de su ausencia son las marchas de las madres y familias que desesperadas buscan alguna pista de los suyos.
Con sus fotos a cuestas cada año cruzan el país pidiendo que los encuentren, pero sus voces se pierden en México al igual que sus seres queridos.