MÉXICO - La influencia cada vez mayor de las fuerzas armadas en México, en tareas que ya no son exclusivas a la seguridad, representan un riesgo para la democracia en este país, según la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).
"El peso de las fuerzas armadas mexicanas dentro y fuera del ámbito de la seguridad puede significar que no hace falta un golpe de Estado para que las instituciones militares ejerzan niveles de poder que, sin constituir un gobierno militar, tampoco hablan de una institucionalidad democrática saludable”, advirtió
En un análisis sobre la militarización de México, el organismo estadounidense considera que es momento de preguntar qué margen de poder conserva el gobierno civil, desde 2018 encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
En el análisis "México militarizado: la guerra se perdió, pero la paz no llega", WOLA establece que López Obrador ha profundizado la militarización tanto dentro como fuera del ámbito de la seguridad, que la sociedad debe preguntar ¿qué implican esas decisiones para la democracia en el país?
El análisis recuerda el contexto en el que creció el poder de los militares: 350,000 homicidios dolosos desde diciembre de 2006 y alrededor de 85,000 personas desaparecidas, que el cifra que maneja y reconoce el gobierno de López Obrador.
Entre 2006 y 2012, el gobierno encabezado entonces por el presidente Felipe Calderón se apoyó en los militares para perseguir a los cárteles criminales, en lo que es conocido como la guerra contra el narcotráfico.
López Obrador, entonces candidato por segunda ocasión a la presidencia de México, prometió "sacar de las calles" a los militares y retornarlos a sus cuarteles, pero cuando ganó las elecciones hizo todo lo contrario: les dio más poder y tareas que nada tienen que ver con la seguridad.
"La desmilitarización no sólo no ha llegado, sino que López Obrador ha apostado por profundizar diversos aspectos del modelo militarizado”, recalcó la autora del análisis de WOLA, Stephanie Brewer.
Actualmente, por ejemplo, los militares están a cargo de la construcción de un aeropuerto civil ubicado dentro de una de sus bases y de grandes y cuestionados proyectos de López Obrador, la refinería Dos Bocas y el Tren Maya, además de apoyar el programa Sembrando Vida.
Paralelamente se mantienen en tareas de seguridad, sin que bajen los altos niveles de violaciones a los derechos humanos, donde la desaparición forzada resulta la cara más conocida, las detenciones arbitrarias y la tortura a civiles, documentada en diversos casos, dijo WOLA.