SAN DIEGO - Con altares, flores, comida y mariachi, varias familias en San Diego abrieron las puertas de sus hogares para venerar a la Virgen de Guadalupe en su día, una tradición que algunos han celebrado por años.
Una de ellas fue Berta Romero, quien ha recibido a vecinos en National City por 9 años consecutivos, y a quienes deleita cada año con música guadalupana y una gran variedad de platillos mexicanos.
“Nuestros padres nos inculcaron desde siempre esto, nos llevaban a la iglesia nos llevaban a la villa y pues fueron tradiciones”, dijo Romero.
Tradiciones que varios residentes de San Diego mantuvieron tan viva como su fe, misma fe que según ellos les ha permitido vivir los milagros de la virgen morena.
Tal fue el caso de María López, también residente de National City, quien pidió a la virgen por la salud de su prima cuando estaba ya en su lecho de muerte y hoy vive para agradecerle.
“Yo fui a darle gracias hasta la villita, la basílica de Guadalupe, de rodillas porque mi prima se alivió”, dijo López.
López dijo que aunque no hace altar el 12 de diciembre, sí abre las puertas de su hogar para recibir a la Virgen durante el novenario que procede al día de la Virgen de Guadalupe.
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“Los vecinos me la traen y aquí le hago un rosario, ahora me la trajeron de imprevisto pero siempre me gusta arreglar muy bonito su altar”, agregó López.
En City Heights, Rosa Hernández y su familia iniciaron los preparativos con un año de anticipación. Ellos ahorran dinero desde enero y llegada la fecha, compran flores, arman su altar, compran comida e invitan a todos los vecinos a compartir una noche de fe en la que sirven comida para todos gratis, rezan el rosario y agradecen a la virgen por sus favores con mariachi y danzas típicas de México.
Hernández explicó que el gasto que hacen este día es nada comparado con todo lo que reciben de la Virgen.
“Es bueno para la Virgen, es bueno para nosotros, porque todo el año nos da trabajo, tenemos salud, tenemos trabajo, si tenemos trabajo, tenemos dinero", dijo Hernández. "Es una satisfacción muy grande compartir lo poquito que tenemos y lo que nos sale de nuestro trabajo”.
Pero para el esposo de Hernández, éste es también un día para estar conectado con sus raíces y su México.
"Lo recuerda a uno de su niñez, de México, como ahorita la fiesta allí en México en su mero punto y cómo enseguida está el templo donde están mis papas, le recuerda a uno”, dijo el esposo de Hernández, con la garganta entrecortada y lágrimas a punto de brotar de sus ojos.