SAN YSIDRO- Vecinos se reunieron en San Ysidro para recordar a las víctimas de la masacre de McDonald’s, 37 años después.
Veintiuna personas fueron asesinadas a tiros el 18 de julio de 1984. En ese momento fue el tiroteo masivo más grande en la historia de Estados Unidos.
El Centro de Educación Superior de Southwestern College ahora se encuentra donde entonces estaba el McDonalds.
“Como dicen en la película Coco, mientras la gente los recuerde, todavía están vivos”, dijo Gloria Salas, una residente de San Ysidro que ayudó a convertir el lugar del tiroteo en un monumento a las víctimas.
Salas recuerda que se entristeció hace 37 años cuando se enteró de que el restaurante planeaba reabrir después del tiroteo. Conocía a uno de los niños que murieron, Daniel Flores, de 11 años. Daniel iba en bicicleta a McDonald’s para comprar un helado.
Salas encabezó una campaña de protesta y petición para convertir el sitio en un monumento. Convenció a la fallecida Joan Kroc, quien heredó la fortuna de McDonald’s, de donar la tierra.
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“Vino en persona para decirnos que nos iba a dar la propiedad. Esto fue para la comunidad de San Ysidro”, dijo Salas.
Treinta y siete años después, Adriana Wright está honrando la memoria de varios seres queridos que perdió, incluida su hermana Jackie Wright y su sobrino Carlos Reyes.
“Estaba embarazada de tres meses y solo tenía 17 años. Mi sobrino tenía 8 o 9 meses”, dijo Wright.
Wright dijo que escuchó el disparo que mató a su sobrino.
“Nunca puedes olvidar algo así. Cada vez que hay un tiroteo, simplemente revives todo”, dijo Wright.
Personas como Wright y Salas esperan que su tragedia traiga esperanza a los demás.
La propia Wright ha tomado cursos en el Centro de Educación Superior que ahora se encuentra en el lugar del tiroteo,
“Vine aquí. Fue algo bueno porque no fue bueno para ellos intentar reabrir. Fue demasiado doloroso”, dijo Wright.
“Hemos tenido cientos y cientos de jóvenes graduados de esta escuela. Convertimos la tragedia en un éxito. Eso es hermoso”, dijo Salas.
El tiroteo de McDonald’s ocurrió antes de que nacieran muchos estudiantes de Southwestern College, pero Salas espera que las vidas de las víctimas formen parte para siempre de la historia del vecindario.
