Para nadie es un mito que la ciudad de San Diego se ha convertido en una de las ciudades más caras del país en términos de vivienda.
Actualmente el precio promedio de una casa ya se sitúa su máximo histórico: $525 mil dólares, y según la comisión de vivienda de San Diego, las rentas mensuales han aumentado 8% desde el año pasado, provocando que los residentes desembolsen un monto mediano de $1,700 dólares cada mes.
Expertos señalan que la razón principal en la escalada de precios, es la escasez de vivienda nueva. La agencia de vivienda local estima que de 2010 a 2020 tendrían que construirse por lo menos 160 mil hogares.
La realidad es que hasta el año 2014 sólo se habrían construido 31% de las viviendas de alto ingreso requeridas, 4% para personas de ingreso moderados, y sólo 6% para personas de bajos recursos.
Organizaciones estatales dicen que las medias ambientales, el estacionamiento requerido y en ocasiones la oposición de vecinos a nuevos desarrollos habitacionales, han hecho más difícil la aparición de nueva vivienda.
Se estima que en California se han construido 100 mil casas menos de las que se necesitan cada año, por los últimos diez años.
La clase trabajadora invierte entre la mitad, y dos terceras partes de su sueldo tan sólo en el pago mensual de la renta. Lo restante lo gastan en comida, transporte y salud.
