SAN DIEGO- Dulce García, una soñadora o 'dreamer' cómo se le conoce en inglés, ha vivido la mayor parte de su vida como inmigrante indocumentada en Estados Unidos, pero con ayuda de un permiso especial, pudo regresar a México, aunque sólo por poco tiempo.
Y en sus primeros momentos de regreso en México, ella aseguró que se enfrentó a una cruel realidad.
"Me conmovió mucho al ver estos niños sin poder usar baños, no habían regaderas, se bañaban a cubetazos al aire libre y fue algo muy impactante y muy emocional”, dijo la beneficiaria de DACA y abogada de inmigración.
Al llegar por primera vez a los campamentos de tiendas de campaña donde cientos de migrantes está en busca de asilo político en Estados Unidos, ella dijo que descubrió las pésimas condiciones que se viven en la frontera.
"No hay nada cómo verlo en persona, como vivirlo en persona esta injusticia, porque del lado de San Diego sin papeles pues solo me imaginaba como estaba la situación y miraba fotos videos, el equipo me reportaba la situación”, contó García.
Como beneficiara de DACA y directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro “Ángeles de la frontera”, ella logró obtener un permiso de emergencia para salir del país llamado “Advance Parole”.
Su lucha para poder regresar a su país natal ha sido larga y agotador, han pasado más de 30 años desde que García llegó a Estados Unidos como inmigrante indocumentada cuando apenas tenía 4 años.
"Al crecer sin documentos e ir a la escuela siempre tuve este miedo, no comprendía exactamente que era no tener papeles porque mis padres hicieron un buen trabajo escondiéndomelo para que yo no me preocupara", dijo García.
Durante su estadía en Tijuana, junto a otras organizaciones, sus logros más grandes fueron instalar baños públicos, donar productos de higiene, comida, ropa y proveer asesoría legal.
Además, ella aseguró que logró presentar más de 50 solicitudes de asilo político y más de una decena de personas lograron cruzar a San Diego.