San Diego

Acusan a cientos de marines de San Diego de defraudar al gobierno federal

Las agencias gubernamentales mantienen silencio acerca del castigo impuesto a más de 350 infantes de marina con base en MCAS Miramar.

SAN DIEGO - Honor, valentía y compromiso son los valores fundamentales del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Sin embargo, según los fiscales federales, esa integridad desapareció para cientos de militares implicados en una de las mayores conspiraciones fraudulentas del ejército de los últimos tiempos. El gobierno estadounidense jamás ha revelado qué medidas disciplinarias recibieron, si es que recibieron alguna y tampoco responde a ninguna pregunta sobre dónde se encuentran ahora.

En los documentos federales de la acusación se describe con todo lujo de detalles el elaborado y lucrativo plan. Una farmacia de compuestos de Utah surtía recetas falsas emitidas por una clínica de Tennessee que formaban parte de un falso estudio médico.

Esas recetas se vendieron a un precio muy alto. Cuando la conspiración llegó a su punto álgido, la clínica facturó a TRICARE, el sistema de asistencia sanitaria militar patrocinado por el gobierno, más de $10,000 dólares por receta, en ocasiones hasta $20,000 dólares. No se trataba de medicamentos para salvar vidas, sino que a menudo la farmacia despachaba recetas de cremas cosméticas, como estrías y protector solar, o una " pastilla para el bienestar general".

Para encontrar pacientes ficticios, cuatro infantes de marina y un marinero actuaron como reclutadores para seleccionar a miembros del servicio y a sus familias que participaran a sabiendas en la estafa a cambio de 300 dólares mensuales en comisiones ilícitas. Más de 350 marines participaron. La gran mayoría estaban asignados a la Estación Aérea del Cuerpo de Marines de Miramar.

Joshua Morgan, uno de los reclutadores de marines (ahora en servicio militar activo), dijo a los fiscales que le costó muy poco trabajo inscribir a la gente para que recibiera dinero gratis

El marine retirado y abogado defensor Gary Barthel suele representar a miembros del servicio que se ven envueltos en estafas similares. Con 40 años de experiencia en derecho militar, el ex fiscal de consejos de guerra del ejército también fue asesor jurídico de generales en jefe.

"La tentación está ahí", afirma Barthel. "Son jóvenes. Les falta dinero. Y aprovecharán la oportunidad".

Barthel dijo a Telemundo 20 que inicialmente se sorprendió por las acusaciones contra cientos de marines en servicio activo de San Diego, pero dice que no es inusual que los miembros del servicio sean reclutados en empresas criminales.

"En especial a los jóvenes miembros del servicio enlistados", dice Barthel. "No les pagan mucho dinero. Para ellos es fácil mirar hacia otro lado. Los marines suelen estar entrenados para asumir riesgos, por lo que les resulta fácil hacerlo".

La conspiración fue un éxito, arrancó en 2014 y recaudó 65 millones de dólares. Los principales implicados, el matrimonio propietario de la clínica, se gastaron ese dinero en un lujoso estilo de vida. Los fiscales dicen que eso incluía un yate de 82 pies, dos vehículos Aston Martin, lingotes de oro y plata, docenas de piezas de maquinaria agrícola, camiones con remolque y tres propiedades inmobiliarias en Tennessee.

Abrieron las compuertas al fraude

No fueron los únicos que se dieron cuenta de lo fácil que era robar al Tío Sam. Docenas de otras clínicas y farmacias trataban a TRICARE como una especie de alcancía personal. El aumento de las recetas falsas de fármacos compuestos dejó al programa de asistencia sanitaria militar con un problema de $2,000 millones de dólares al parecer de la noche a la mañana. El problema era tan grave que TRICARE estuvo a punto de declararse en quiebra.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí entonces?

En 2012, TRICARE cambió su política de recetas de medicamentos compuestos. Una receta compuesta es un medicamento hecho a medida creado específicamente para un paciente. Suele recetarse cuando un medicamento, ingrediente o dosis no está disponible en el mercado. Por ejemplo, si un paciente es alérgico a un ingrediente de una receta común.

En 2012, TRICARE permitió a las farmacias cobrar por cada ingrediente individual. El Departamento de Defensa dijo que eso "abrió las compuertas al fraude". Antes de 2012, la receta promedio de las farmacias de compuestos era de $100 dólares. En dos años, el gasto promedio de un suministro para 30 días se disparó a $13.00 dólares

Fin del régimen

El fraude se detuvo aproximadamente un año más tarde, después de que una campaña nacional de lucha contra las organizaciones fraudulentas en torno a las recetas de compuestos falsos, diera lugar a decenas de acusaciones en todo el país.

Esto nos lleva de nuevo a San Diego. El Departamento de Justicia acusó a once personas. Todos se declararon culpables y fueron condenados.

El cerebro de la estafa, Jimmy Collins, propietario de la farmacia, fue condenado a 10 años de prisión. Él y su co-conspiradora esposa Ashley también se les ordenó devolver los 65 millones de dólares. Los dos médicos que emitían las recetas falsas fueron condenados a dos años de cárcel. Y los cinco reclutadores fueron condenados a entre 6 y 21 meses de prisión.

El Departamento de Justicia envió más de una decena de comunicados de prensa sobre el caso, en los que promocionaba los resultados de su investigación. Pero en esos comunicados brillaba por su ausencia cualquier detalle sobre la sanción impuesta a más de 350 pacientes falsos de la Marina.

No hay detalles sobre procesamientos, acuerdos de culpabilidad, sentencias, expulsiones deshonrosas, destituciones, cartas de amonestación, restituciones monetarias o multas.

Los documentos de la acusación federal no dan lugar a dudas de que los falsos pacientes estaban al tanto de la estafa. Los documentos afirman que los reclutadores de los Marines " indicaron a los falsos beneficiarios de TRICARE que declararan falsamente en un formulario preimpreso que habían visitado a un médico… los beneficiarios no habían visitado ni hablado con ningún profesional médico en relación con los medicamentos compuestos que se les habían recetado".

Y al parecer los fiscales sabían exactamente quiénes eran estos marines. Los documentos muestran que los reclutadores llevaban registros detallados de los pagos de comisiones ilegales a los falsos beneficiarios, lo que facilitó a los fiscales la tarea de atar cabos.

A partir de enero, Telemundo 20 Investiga consultó en repetidas ocasiones a la Fiscalía del Distrito Sur de California y al Departamento de Justicia de Estados Unidos, si el gobierno tenía previsto presentar cargos penales contra los marines que aceptaron recetas falsas a cambio de comisiones ilegales.

Una portavoz dijo que no discutirán el caso más allá de lo que redactaron en sus comunicados de prensa y que ellos no se pronuncian sobre las resoluciones de imputación.

Un portavoz de MCAS Miramar nos indicó que nos pusiéramos en contacto con el Departamento de Defensa, que a su vez nos dijo que presentáramos una solicitud de información pública (Freedom of Information Act) al Cuerpo de Marines de EE.UU.; así lo hicimos. Sin embargo, este tipo de solicitudes de información pública suelen tardar más de un año en tramitarse.

El Servicio Naval de Investigación Criminal también se negó a facilitar información sobre la sanción impuesta a los militares.

El experto en derecho militar Gary Barthel nos dijo que no esperemos respuestas.

"El Departamento de Justicia no va a procesar a esos militares", dijo Barthel. "Van a ir a por los cabecillas implicados en la conspiración".

Aunque la estafa de $65 millones no habría sido posible sin la ayuda de esos infantes de marina.

"No habrían podido cometer esos delitos, si no hubieran tenido a las otras 350 personas que estaban allí recibiendo sobornos para conseguir que se emitieran esas recetas", dijo Barthel. "Me sorprendería que los mandos no tomaran ninguna acción, ni medidas disciplinarias".

Posiblemente esos infantes de marina sufrieron consecuencias en un tribunal militar, aunque no pudimos encontrar esa información en los expedientes de consejos de guerra disponibles al público.

"Realmente pone una mancha en la organización. En la institución militar", nos dijo Barthel. "Si los mandos no toman medidas en un caso como éste, están enviando un mensaje equivocado a los demás marines de la unidad. Que, en otras palabras, se pueden salir con la suya(…) No sólo están robando el seguro médico a los miembros del servicio y a los veteranos, sino que también están robando dólares a los contribuyentes".

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