WASHINGTON — El globo chino que atravesó Estados Unidos antes de ser derribado el pasado fin de semana cautivó la atención pública y suscitó denuncias tajantes de que se trataba de un descarado intento de espionaje, pero aunque el vehículo de vigilancia extranjera fue de alguna manera novedoso, el concepto fue todo lo contrario.
Según las autoridades estadounidenses, el gobierno chino ha dirigido operaciones de espionaje contra la industria y las agencias gubernamentales estadounidenses —en formas que son mucho menos públicas, pero a menudo más preocupantes— con el fin de recopilar montones de secretos comerciales y datos personales confidenciales y, en general, para darle a la superpotencia mundial una ventaja competitiva.
Ha sido una preocupación constante para las fuerzas del orden y las agencias de inteligencia durante los diferentes gobiernos estadounidenses.
EL GLOBO ESPÍA CHINO FUE DERRIBADO POR UN MISIL LANZADO DESDE UN AVIÓN DE LA FUERZA AÉREA DE EEUU
“Hay una larga historia de espionaje mutuo. Ambas partes practican un baile y un juego. En este caso concreto, puede que los chinos hayan sido pillados con las manos en la masa”, declara Bonnie Glaser, experta en Asia y directora gerente del programa Indo-Pacífico del German Marshall Fund.
Por supuesto, China no es el único país que le preocupa a Washington, pero los intentos de Beijing para penetrar en las redes estadounidenses a menudo son más encubiertos que abiertos, en contraste, por ejemplo, con el hackeo ruso de correos electrónicos demócratas y su divulgación antes de las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.
Adicionalmente, dicen las autoridades estadounidenses, el uso del espionaje cibernético para robar secretos comerciales de las industrias, va en contra de las normas tradicionales del espionaje.
A continuación, un vistazo a las pasadas operaciones chinas de espionaje:
PREOCUPACIONES DE CIBERSEGURIDAD
El director del FBI, Christopher Wray, ha dicho repetidamente que el gobierno chino tiene un programa de piratería más grande que todos los demás países juntos. Sostiene que China lo utiliza para robar datos personales y corporativos, así como el lucrativo código fuente.
El gobierno chino, dijo Wray en un discurso el año pasado, “tiene el alcance y la presencia global que cabría esperar del liderazgo de una gran nación, pero se niega a actuar como tal y con demasiada frecuencia utiliza sus capacidades para robar y amenazar, en lugar de cooperar y construir”.
En otro discurso pronunciado en Londres el verano pasado, afirmó que el gobierno chino “representa la mayor amenaza a largo plazo para nuestra seguridad económica y nacional”.
Esa amenaza quedó al descubierto en 2014, cuando el Departamento de Justicia estadounidense, en el primer proceso judicial de su tipo, acusó a cinco oficiales militares chinos de hackear empresas del sector privado en un intento por robarles secretos comerciales.
Al año siguiente, los ciberpiratas chinos accedieron a la información personal de millones de empleados del gobierno federal de Estados Unidos, tras un ataque a la Oficina de Administración de Personal.
Posteriormente, el Departamento de Justicia acusó a los hackers chinos de robar información de la aseguradora médica Anthem Inc. y de ingresar a las redes informáticas de la agencia de reportes crediticios Equifax y obtener los datos personales de decenas de millones de ciudadanos norteamericanos.
OTRAS OPERACIONES DE ESPIONAJE
Las autoridades estadounidenses también han evitado otras operaciones de espionaje en suelo estadounidense que se realizaron en persona en lugar de escudados detrás de una computadora.
Un exestudiante que se graduó en Chicago fue sentenciado el mes pasado a ocho años de prisión por espiar para el gobierno chino al recopilar información sobre científicos e ingenieros en Estados Unidos con conocimiento de tecnología aeroespacial y satelital.
El Departamento de Justicia también denunció un tipo de monitoreo físico más amenazante, al acusar en 2020 a ocho personas de trabajar en nombre del gobierno chino en una campaña de presión destinada a obligar a un hombre de Nueva Jersey buscado por Beijing a que regresara a China para enfrentar cargos.
PREOCUPACIONES TECNOLÓGICAS
Desde hace mucho tiempo, Estados Unidos se ha mostrado cauteloso ante empresas con sede en China de las que sospecha que tienen el potencial de acceder indebidamente a los datos de usuarios.
Los funcionarios norteamericanos tienen conversaciones privadas sobre el destino de TikTok, la enormemente popular app de videos propiedad de ByteDance, con sede en Beijing.
En diciembre, Wray activó las alarmas de seguridad nacional sobre la compañía, alegando que China podría usar esa aplicación para recopilar datos sobre sus usuarios y que tiene la capacidad de controlar el algoritmo de recomendación de la app. TikTok asegura que ha estado trabajando para resolver las preocupaciones norteamericanas.
Y durante años, Estados Unidos ha tomado medidas contra el gigante tecnológico chino Huawei, alegando que tiene la capacidad de facilitar el espionaje, un señalamiento que la empresa ha rechazado enérgicamente.
El mes pasado, el gobierno del presidente Joe Biden dejó de aprobar la renovación de licencias a algunas empresas estadounidenses que han estado vendiendo componentes esenciales a esa empresa china.
LO QUE CHINA HA DICHO
En lo que respecta al globo en sí, China aseguró que se trataba de un dirigible civil utilizado para la investigación meteorológica que no representaba amenaza alguna y que entró accidentalmente en el espacio aéreo de Estados Unidos.
En términos generales, la embajada de China en Washington ha acusado repetidamente a Washington de realizar lo que asegura son ataques maliciosos y sin fundamento.
La oficina diplomática también ha dicho que Estados Unidos ha realizado el mismo tipo de operaciones de hackeo de las que acusa a Beijing.
Por supuesto, no todas las investigaciones estadounidenses enfocadas en China han tenido éxito.
El gobierno del presidente Donald Trump desarrolló en 2018 un programa conocido como la “Iniciativa China”, cuyo objetivo era tomar medidas enérgicas contra las operaciones de espionaje, pero fue rebautizado el año pasado tras una revisión de un mes en respuesta a las quejas de que el programa frenaba la colaboración académica y contribuía a los prejuicios antiasiáticos.
También han fracasado varias causas penales contra profesores estadounidenses acusados de ocultar investigaciones a China.