Las prohibiciones al aborto que se establecieron en algunos estados en caso de que se anulara el fallo Roe vs. Wade entraron en vigor de manera automática el viernes, mientras que las clínicas en estados como Alabama, Texas y Virginia Occidental dejaron de realizar abortos por temor a ser procesadas judicialmente, haciendo que las pacientes se fueran de sus instalaciones con lágrimas en los ojos.
“Algunas pacientes se derrumbaron y no podían hablar entre sus sollozos”, dijo Katie Quinonez, directora ejecutiva de la única clínica donde se practica el aborto en Virginia Occidental, cuyo personal se dedicó a llamar a decenas de pacientes para cancelar sus citas.
“Algunas pacientes estaban atónitas y no sabían qué decir. Otras no entendían lo que ocurría”.
Al eliminar el derecho constitucional al aborto vigente desde hace medio siglo, la Corte Suprema deja en manos de los estados la resolución de este asunto de gran carga política, de los cuales cerca de la mitad podrían prohibir el procedimiento.
Las mujeres que viajaron a otro estado para interrumpir su embarazo se encontraron con que, en algunos lugares, los abortos dejaron de realizarse debido a las leyes estatales que entraron en vigor tras la decisión de la Corte o por la confusión sobre cuándo entrarían en vigor dichas leyes.
Los abortos dejaron de realizarse de inmediato en nueve estados. Los proveedores de otros dos estados, Oklahoma y Dakota del Sur, ya habían suspendido el procedimiento en el último mes. Unos 73 millones de personas viven en los 11 estados en los que no se puede interrumpir el embarazo; es decir, más de una quinta parte de la población de Estados Unidos.
Algunos estados, como Luisiana, Arkansas y Missouri, contaban con leyes que entraron en vigor en cuanto Roe vs. Wade dejó de aplicarse.
En Alabama, las tres clínicas de aborto del estado dejaron de realizar el procedimiento por temor a que los proveedores fueran ahora procesados por una ley que data de 1951.
El viernes por la mañana, en el Centro de Mujeres de Alabama para Alternativas Reproductivas de Huntsville, el personal tuvo que comunicar a las mujeres que estaban en la sala de espera que no podían realizar más abortos ese día. Algunas habían venido desde lugares tan lejanos como Texas para pedir cita.
“Muchas de ellas se echaron a llorar. ¿Te imaginas haber conducido 12 horas para recibir esta atención en este estado y no pudieras hacerlo?”, dijo el propietario de la clínica, Dalton Johnson.
Las pacientes recibieron una lista de lugares fuera del estado que todavía practican abortos.
Las clínicas de aborto de Arizona también dejaron de realizar procedimientos mientras intentan averiguar en qué medida una ley anterior a la creación de ese estado —antes de 1912— implica que los médicos y las enfermeras ahora se enfrentan a penas de prisión.
En Texas, los proveedores no sabían qué ley debían seguir: una prohibición de 1925, una ley de 2021 que limita los abortos a las primeras seis semanas de embarazo, o una ley de activación automática que prohíbe el procedimiento tajantemente, pero que no entrará en vigor hasta dentro de un mes o más.
La confusión hizo que suspendieran los abortos en lo que hacen consultas jurídicas.
El fiscal general republicano de Texas, Ken Paxton, advirtió que podrían ser procesados de inmediato por realizar abortos bajo la prohibición de la era de la Ley Seca, que conlleva de dos a cinco años de prisión.
El riesgo de ser procesado por una disposición del siglo XIX que prohíbe el aborto y lo castiga con la cárcel fue lo que llevó al Centro de Salud de la Mujer de Virginia Occidental a dejar de realizar el procedimiento.
En Ohio, un juez federal anuló un interdicto, permitiendo que entre en vigor una ley estatal de 2019 que prohíbe la mayoría de los abortos desde que se detecta el primer latido del corazón del embrión.