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Trump niega las proyecciones electorales y complica el proceso de transición

El presidente bloqueó la colaboración de los miembros del gobierno con el equipo del mandatario electo, Joe Biden.

Telemundo

El presidente se mantiene en su postura y complica el proceso de transición.

WASHINGTON — El gobierno del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, sumió el lunes en el caos la transición presidencial.

El mandatario bloqueó la colaboración de los miembros del gobierno con el equipo del presidente electo, Joe Biden, mientras que el secretario de Justicia, William Barr, autorizó al Departamento de Justicia a investigar acusaciones sin base de fraude electoral.

Algunos republicanos, incluido el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, apoyaron los esfuerzos de Trump por impugnar los resultados de las elecciones.

Pocos en el Partido Republicano reconocieron la victoria de Biden o condenaron otra iniciativa más preocupante de Trump el lunes: su destitución del secretario de Defensa, Mark Esper.

Las noticias pusieron en duda que el país vaya a asistir a un traspaso de poder tranquilo como los que han consolidado su democracia durante años.

El Colegio Electoral tenía previsto confirmar oficialmente la victoria de Biden el 14 de diciembre, y el demócrata asumirá el cargo a finales de enero.

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Salió en defensa del presidente al indicar que tiene el derecho de solicitar recuentos de votos.

Barr autorizó el lunes a los fiscales estadounidenses a investigar acusaciones “sustanciales” de irregularidades y fraude electoral, aunque no existen pruebas generalizadas de esa clase de problemas en las elecciones de 2020.

De hecho, funcionarios electorales de ambos partidos han declarado públicamente que la votación marchó bien, y también los observadores internacionales confirmaron que no hubo irregularidades graves.

El abogado de campaña de Biden, Bob Bauer, dijo que el comunicado interno de Barr autorizando las pesquisas “sólo alimentará las ‘afirmaciones engañosas, especulativas, imaginativas o remotas’ que dice combatir”.

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Biden siguió adelante con sus preparativos para formar un gobierno, reuniendo un equipo de expertos para afrontar la creciente pandemia. Pero la agencia federal que debe dar luz verde al inicio de la transición demoró hacerlo.

Y la Casa Blanca maniobró para expulsar a aquellos considerados como no lo bastante leales, mientras Trump seguía negándose a admitir la derrota.

El presidente se mantuvo alejado de las cámaras en la Casa Blanca mientras continuaba la conversación sobre cómo pasaría los próximos días y semanas al tiempo que impugnaba la voluntad popular.

El ganador proyectado para las elecciones presidenciales ya está formando un equipo para lidiar con la pandemia de coronavirus.

No se esperaba que Trump admitiera la derrota oficialmente, aunque era probable que abandonara reacio la Casa Blanca al final de su mandato, según varias personas de su entorno.

También se especulaba sobre la celebración de más mítines en un intento de mantener motivados a los seguidores de Trump a pesar de la derrota. Era posible que incluyeran la participación de su familia y de importantes aliados, pero no la del presidente.

Algunos colaboradores de Trump creían que la destitución de Esper, el responsable del Pentágono, sería la primera de varias, ya que el presidente ya no tiene que responder de nuevo ante los votantes y está molesto con los miembros del gobierno a los que considera insuficientemente leales.

Hizo el anuncio por un mensaje en Twitter.

Otros que podrían verse señalados son el director del FBI, Christopher Wray; la directora de la CIA, Gina Haspel, y el doctor Anthony Fauci, experto en enfermedades infecciosas.

El presidente recibió el visto bueno de McConnell para seguir peleando. Muchos republicanos ven al líder republicano en el Senado como el hombre que tendrá que señalar la salida a Trump en algún momento.

“En realidad, nuestras instituciones están diseñadas para esto”, dijo McConnell al abrir la sesión del Senado el lunes. “Tenemos el sistema para considerar las preocupaciones, y el presidente Trump está en pleno derecho de investigar acusaciones de irregularidades y estudiar sus opciones legales”.

Pasó más de un día para que la primera dama de EEUU se pronunciara sobre la proyectada derrota de su esposo Donald Trump.

El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, replicó que la resistencia de los republicanos a aceptar los resultados de las elecciones era “extremadamente peligrosa, extremadamente venenosa para nuestra democracia”.

“Joe Biden ganó las elecciones con justicia”, añadió Schumer.

Unos pocos senadores republicanos hicieron tibios gestos admitiendo un cambio de gobierno. El senador de Nebraska Ben Sasse felicitó a Biden, y la senadora Susan Collins de Maine mencionó la “aparente victoria” demócrata. Pero muchos congresistas republicanos eran reacios a hablar sobre las elecciones, viendo poco incentivo político a tomar una postura firme sobre la salida de Trump de la Casa Blanca.

El senador republicano dijo que el presidente está usando la misma retórica de los autoritarios al cuestionar la legitimidad de los resultados presidenciales.

Los republicanos en el Capitolio han sido reacios a presionar al presidente para que admita la derrota, sabiendo que molestaría a su base de seguidores devotos de Trump.

La mayoría tampoco avivaba abiertamente las afirmaciones sin base del presidente sobre un fraude, aunque no despejaban los cuestionamientos sin pruebas sobre el proceso electoral.

Para aumentar la sensación de incertidumbre, la Administración de Servicios Generales (GSA, por servicios en inglés) demoró el inicio oficial del traspaso de poder, impidiendo que los equipos de Biden accedieran a las agencias federales.

Aquí los detalles.

Un portavoz de la agencia dijo el lunes por la noche que aún no había una “constatación” sobre el ganador de las elecciones.

Señalando a las acciones de la agencia durante el recuento ampliado en los comicios de 2000, el vocero señaló que podría no iniciar el proceso de transición hasta que Trump admitiera la derrota o el Colegio Electoral se reuniera el mes que viene.

Ese recuento en Florida implicaba un margen de apenas 537 votos en un estado que podría haber determinado qué candidato obtenía los 270 votos electorales para proclamarse presidente.

El mandatario fue notificado de la proyectada victoria de su rival demócrata cuando jugaba golf en Virginia.

Las ventajas de Biden en Wisconsin, Pensilvania y Michigan, que le dieron los votos para llegar a la Casa Blanca, son mucho mayores, y más amplias que las ventajas de Trump en esos mismos estados en 2016.

En una llamada el lunes por la noche con periodistas, un funcionario encargado de la transición dijo que el equipo de Biden cree que es hora de que el administrador de la GSA certifique que Biden es el presidente electo.

El funcionario, que habló bajo condición de anonimato, indicó que “desde luego hay una posibilidad” de acciones legales si eso no ocurre, aunque también se barajan otras opciones.

Mientras tanto, el gobierno parecía ir reduciendo su actividad a todos los niveles.

Empleados de la Casa Blanca y cargos políticos nombrados por Trump informaron a los funcionarios de carrera del gobierno de que no debían iniciar el proceso de transición hasta que la GSA lo aprobara, según personas familiarizadas con la situación.

La agenda pública de Trump no ha incluido una reunión informativa con personal de inteligencia desde el 1 de octubre.

La Casa Blanca no ha proporcionado ningún resumen de llamadas del presidente con líderes extranjeros en semanas. No se ha reunido en meses con miembros del equipo de trabajo contra el coronavirus.

Tampoco ha hecho declaraciones públicas sobre la tormenta tropical Eta, que castigó los Cayos de Florida.

La prolongada resolución de los comicios sólo ha agravado la cultura de suspicacia que ha inundado la ahora vacía Ala Oeste de la Casa Blanca.

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