WASHINGTON - Con un apellido impronunciable y un currículo digno de una figura renacentista, Pete Buttigieg reunió una notable base de votantes que confiaban en elegir al primer presidente abiertamente gay de Estados Unidos, pero finalmente decidió retirarse ante su falta de apoyo entre los hispanos y los afroamericanos.
Buttigieg, el milenial modélico que dio la sorpresa en los caucus de Iowa con una estrecha victoria frente al senador Bernie Sanders, regresó el domingo a la ciudad de la que fue alcalde hasta comienzos de este año, South Bend, en Indiana, para anunciar su salida de la contienda demócrata.
"Cuando empecé mi campaña (hace un año), prácticamente nadie conocía mi nombre, y todavía menos podían pronunciarlo", bromeó Buttigieg en su discurso de retirada.
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A sus 38 años, Buttigieg se apoyó en su indudable carisma para lanzar una campaña que en muchos sentidos aspiraba a parecerse a la del expresidente Barack Obama (2009-2017), y logró impresionar a muchos con su historial como hijo de inmigrantes y su capacidad de tocar el piano y hablar siete idiomas, entre ellos el español.
Buttigieg mezcló ese mensaje esperanzador con unos valores profundamente cristianos y la constante reivindicación de su condición como veterano del ejército, ya que combatió en Afganistán.
Eso le convirtió en parte del ala más moderada del Partido Demócrata, desde donde reivindicó la necesidad de un relevo generacional para arrebatar el poder a Trump. Sus críticas más afiladas al presidente no siempre partían desde posturas progresistas, sino desde donde más le puede doler, la religión.
SAN AGUSTÍN, FUENTE DE INSPIRACIÓN
De acuerdo a la revista The Atlantic, el exalcalde, que cita frecuentemente a San Agustín, echa en cara al presidente sus infidelidades y su falta de valores familiares.
Dentro del Partido Demócrata, Buttigieg habla de forma abierta sobre su fe cristiana, lo que contrasta con la corte de líderes evangélicos que apoyan a Trump.
Perteneciente a la Iglesia episcopal, la rama estadounidense del anglicanismo, el "alcalde Pete", como se le conoce popularmente, estudió en la escuela católica de secundaria Saint Joseph High School, de South Bend.
Allí, "en Saint Joe, no solo aprendimos la doctrina de la Iglesia sobre asuntos como la sexualidad y el aborto, sino también a comprender la historia de la Iglesia como voz de los oprimidos", escribió Buttigieg en su biografía "Shortest Way Home" (el camino más corto a casa).
En su obra, el demócrata narra cómo tuvo un despertar religioso cuando en una clase vieron una película sobre el arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 mientras oficiaba una misa por criticar las represión del régimen militar de derecha que gobernaba el país.
PUPILO DE UN PURITANO
Según la cadena CNN, Buttigieg continuó sus estudios sobre religión en la Universidad de Harvard, donde fue pupilo del influyente académico puritano Sacvan Bercovitch.
Pero, ¿cómo combinar este fervor religioso con los valores progresistas? Quizá la clave esté en la Iglesia episcopal, una de las precursoras de la teología más liberal, que en 2003 eligió al primer obispo públicamente gay, y una década más tarde votó a favor de permitir los matrimonios de parejas del mismo sexo.
Sin embargo, también está considerada como la "Iglesia del establishment": de hecho, 11 presidentes de EEUU han profesado este credo.
¿HABRÍA SIDO REALMENTE EL PRIMER PRESIDENTE GAY DE EEUU?
Buttigieg se casó en junio de 2018 con el profesor de secundaria Chasten Glezman en la iglesia de Saint James, en South Bend.
El exalcalde fue el primer aspirante abiertamente gay con posibilidades serias de alcanzar la presidencia, pero como él mismo afirmaba en una entrevista al medio Axios, probablemente no se convertiría en el primer mandatario homosexual de EEUU.
"Imagino que probablemente hayamos tenido presidentes excelentes que fueron gays, solo que no sabemos cuáles -indicó-. Es decir, estadísticamente es casi seguro."
Buttigieg también se habría convertido en el presidente más joven de la historia de EEUU, y tras su retirada, el hombre de menor edad entre los precandidatos demócratas es el exvicepresidente Joe Biden, con 77 años.
A LA SOMBRA DE OBAMA
A Buttigieg le gustaba resaltar lo que él considera un paralelismo con Obama, y sostuvo que su progresión en Iowa se parecía a la trayectoria del expresidente en 2008, cuando su victoria en los caucus le ayudó a convencer a los votantes afroamericanos en Carolina del Sur de la viabilidad de su campaña.
No obstante, Buttigieg no logró repetir la proeza de Obama y seducir al electorado afroamericano, lastrado quizá en parte por su controvertida gestión de las minorías durante sus ochos años en la Alcaldía de South Bend.
Sus críticos lo acusan de no haber invertido de forma equitativa en los barrios de la ciudad, dejando de lado los más pobres, y de no haber atajado la violencia policial contra la comunidad afroamericana.
"Pete puede ganar Iowa y Nuevo Hampshire y no ganará Carolina del Sur ni lo hará bien con los votantes negros aquí ni lo hará bien el Súper Martes", dijo a Politico hace unas semanas el exlegislador por Carolina del Sur Bakari Sellers.
Es más, "si alguien quiere decirles que Pete Buttigieg es Barack, ignoran profundamente los hechos. El mayor problema de Pete es que no tiene ninguna conexión, ninguna relación con la comunidad afroamericana", zanjó Sellers.