Los vientos de Santa Ana son comunes en el sur de California durante los meses más fríos. A continuación, te explicamos por qué estos vientos a menudo feroces que derriban líneas eléctricas y árboles se pueden convertir en un incendio forestal descontrolado:
¿Qué son los vientos de Santa Ana?
Los vientos de Santa Ana son vientos secos, cálidos y racheados del noreste que soplan desde el interior del sur de California hacia la costa y el mar, moviéndose en la dirección opuesta del flujo terrestre normal y que se caracteriza por llevar aire húmedo desde el Pacífico hacia la región.
¿Cómo se forman?
Los vientos de Santa Ana se crean por la alta presión sobre la Gran Cuenca, el vasto interior desértico del oeste que se superpone a varios estados. El aire que desciende pierde su humedad y fluye en el sentido de las agujas del reloj hacia el sur de California, donde debe pasar por imponentes cadenas montañosas que separan el desierto de la región metropolitana que bordea la costa. Como un río de movimiento lento que de repente se estrecha y se convierte en rápidos, el aire aumenta su velocidad a medida que pasa por los pasos de montaña y los cañones, volviéndose más seco y cálido a medida que desciende.
¿Por qué crean peligro de incendios forestales?
Los niveles de humedad a menudo caen a porcentajes de un solo dígito durante los vientos de Santa Ana. La falta extrema de humedad en el aire hace que la vegetación, viva y muerta, se seque significativamente y se vuelva más susceptible al fuego. Las tremendas velocidades del viento pueden avivar cualquier chispa, de un cable eléctrico, por ejemplo, caído y se propaga rápidamente. Los vientos de Santa Ana están vinculados a algunos de los peores incendios forestales que ha experimentado el sur de California.
¿De dónde viene su nombre?
Una explicación comúnmente aceptada es que el nombre está vinculado al cañón de Santa Ana en el condado de Orange. Persisten otras teorías, junto con otros apodos como "vientos del diablo".
¿Afectan estos vientos a las personas?
Los vientos de Santa Ana pueden barrer la contaminación urbana, creando paisajes brillantes y más bellos. Al mismo tiempo, la falta extrema de humedad seca los labios, la nariz, la garganta y la piel. En el relato “Viento rojo”, Raymond Chandler capturó el efecto emocional: “Esa noche soplaba un viento del desierto. Era uno de esos vientos de Santa Ana, cálidos y secos, que bajan por los pasos de montaña y te rizan el pelo, te ponen los nervios de punta y te pica la piel”.